La procesión del Domingo de Ramos: una celebración que une a los cristianos en la fe y la devoción
- P. Luis Matos
- 28 mar 2023
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El Domingo de Ramos es una de las celebraciones más importantes del calendario cristiano, ya que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, donde fue aclamado por el pueblo como el Mesías. Esta escena se narra en los cuatro evangelios y tiene un profundo significado teológico y litúrgico.
La procesión del Domingo de Ramos tiene una larga historia que se remonta al siglo IV. Según la tradición, Jesús montó en un burro y fue recibido por una multitud que lo aclamó como el “Rey de los Judíos”. Esta entrada triunfal fue un momento clave en la vida de Jesús y marcó el inicio de su Pasión y Muerte.
La procesión del Domingo de Ramos es una tradición que se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando los fieles se reunían en el Monte de los Olivos para recordar el recorrido de Jesús hacia la ciudad santa. Allí se bendecían las ramas de olivo y palma que llevaban los peregrinos y se cantaban himnos y salmos. Luego se dirigían hacia la basílica del Santo Sepulcro, donde se leía el relato evangélico de la Pasión.
Con el paso del tiempo, la procesión se fue extendiendo por todo el mundo cristiano, adoptando diversas formas y expresiones según la cultura y la devoción de cada lugar. En algunos países, se realizan representaciones teatrales o escultóricas de la entrada de Jesús en Jerusalén, con actores o imágenes que simbolizan al Señor y a la multitud que lo aclama. En otros sitios, se adornan las calles con alfombras de flores o se elaboran ramos artísticos con diferentes materiales.
En algunas partes, la procesión del Domingo de Ramos se hace con una imagen o talla de Jesús montado en un burro, que es llevada en procesión por la comunidad. Esta imagen es un símbolo de la humildad y la sencillez de Jesús, y nos invita a seguir su ejemplo en nuestras vidas diarias.
La procesión del Domingo de Ramos tiene un doble sentido: por un lado, es una manifestación de fe y de reconocimiento de Jesús como el Hijo de Dios y el Salvador del mundo; por otro lado, es una invitación a seguir sus pasos en el camino de la humildad, la obediencia y el amor hasta la cruz. Al participar en esta celebración, los cristianos expresan su deseo de acompañar a Jesús en su pasión, muerte y resurrección, que son el misterio central de la Semana Santa.
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